Un patrón licencioso lleva a una bella puestera a su palacio en Buenos Aires luego de raptarla. Cuando el gaucho que la quiere acude para rescatarla, el estanciero se vale de un comisario corrupto para acusarlo falsamente de cuatrero y el filme finaliza cuando, perseguido por el gaucho, muere al desbarrancarse con su caballo.
as escenas de exteriores fueron filmadas en la estancia “La Armonía” y las de interior sobre la escenografía construida en la terraza de una mueblería y en otros escenarios auténticos de Buenos Aires. Su estreno fue un fracaso pero José González Castillo tuvo la feliz idea de sustituir casi todas las leyendas explicativas del filme con fragmentos de los poemas Martín Fierro y Santos Vega, obteniendo en su segundo estreno un éxito clamoroso que permitió que los 20.000 pesos que costó la película se convirtieran en 600.000 pesos de ingresos. Una idea de la popularidad del filme la da el hecho de que llegó a darse simultáneamente en 25 cines porteños y que fue estrenada en España, Brasil y otros países latinoamericanos. Una compañía yerbatera aprovechó para utilizar la marca “Nobleza gaucha” para su producto y la continúa usando hasta la fecha.
El hecho de que la acción se desarrollara tanto en el campo como en la ciudad permitió contrastar la vida en uno y otro ambiente y mostrar a los habitantes de la ciudad aspectos típicos de la campaña como domas, canciones, arrreos, ranchos, asados y, sobre todo, transformarse en un filme de denuncia social sobre la explotación de que era objeto el trabajador rural. En las escenas de la ciudad aparece el barrio de Constitución, la Avenida de Mayo, el edificio del Congreso así como los recién llegados automóviles y personajes como canillitas, vigilantes, sacerdotes, etc. Las actuaciones fueron medias, sin exageraciones. Para el crítico Di Núbila “todo esto dio a Nobleza gaucha interés, calidad, encanto y autenticidad. La inteligencia de su concepción y el acierto de la ejecución deben atribuirse a la capacidad combinada de Caito, Martínez, Gunche y González Castillo, que jamás volvieron a trabajar juntos y que, separados, jamás pudieron repetir la hazaña, En realidad nunca se repitió el fenómeno de Nobleza gaucha, que pese a lo temprano de su aparición permaneció como mayor campeona de boletería del cine argentino hasta el advenimiento del sonoro.”1
La película fue exhibida en el Festival de Cine Latinoamericano de Polonia el 28 de junio de 2003 y en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata de 8 de noviembre de 2008.
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