jueves, 22 de septiembre de 2016

Gauchos por JIMMY NELSON

Nomadic and colourful horsemen and cowboys have wandered the prairies as early as the 1700s, when wild Cimarron cattle overpopulated the flatlands. In the 18th century, when leather was in high demand, Gauchos arose to clandestinely hunt the huge herds of horses and cattle.

“A Gaucho without a horse is only half a man”

The word ‘Gaucho’ was used to describe the free spirits, inseparable from their horse and knife. Over time, when extensive portions of prairies were settled and commercial cattle began, there was less room for the Gauchos to roam. As their way of living changed, the legend of the Gaucho grew.















jueves, 15 de septiembre de 2016

¿Que son los "tamangos"?

Cualquiera podría representarse la idea de un zapato común. Pero no es así...
Con los retazos de los cueros vacunos y/o lanares que eran de descarte, (los trozos grandes se utilizaban para hacer cantimploras, correajes, monturas, etc.) el General San Martín dio precisas instrucciones de aprovecharlos. Con esos pedazos de cueros, mandó a hacer una especie de "botas", bastante burdas, pero efectivas en su función, las cuales eran rellenadas con pasto seco. Serían utilizadas por los soldados del Ejército de los Andes. Posteriormente se colocaban sobre el calzado que utilizarían los soldados -zapatos y/o botas- ayudando a combatir la humedad y el frío propios de las altas cumbres cordilleranas. No hay que confundir con la "bota de potro", más propia del uso por parte del gaucho rioplatense.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

EL MARTÍN FIERRO EN ÁRABE

Una traducción al árabe del poema épico argentino fue presentada en ciudad de El Cairo y se destaca por captar la esencia del poema de José Hernández.

Una edición bilingüe del Martín Fierro con traducción al árabe fue presentada en Ciudad de El Cairo, Egipto, en la Liga Árabe (LPA) por la celebración del décimo aniversario de la I Cumbre América del Sur Países Árabes (ASPA). Esta edición se consagra como la versión definitiva, a cargo de Abeer Abdel Hafez, profesora de lengua y literaturas hispánicas, quien captó la esencia y musicalidad del poema escrito en 1872 por José Hernández.

Para la doctora Abeer, el habla gauchesca "tiene elementos del castellano que hablaban los primeros españoles llegados a América", así como también consideró probable que beduinos y árabes arribaran a estas tierras procedentes de las islas Canarias.

"Quisimos hacer una traducción definitiva, a cargo de una profesora de la Universidad de El Cairo. Y para que tuviera mayor identidad y como una manera de cooperar con las instituciones locales lo concretamos en conjunto la embajada y la Secretaría de la Liga Arabe", afirmó Sergio Baur, embajador argentino en Egipto, para quien fue de mucha importancia la participación de la Liga Arabe: "Ellos decidieron hacerlo con el objetivo de distribuirlo gratuitamente entre las universidades, instituciones públicas y colegios. Lo que tratamos de buscar es la coincidencia entre un poema épico escrito en Sudamérica con alguna realidad sociocultural que tuviera que ver con el mundo árabe".

La figura del gaucho tiene muchas características en común con el beduino del desierto, inclusive con las poblaciones bereberes de Túnez y de Argelia, en el norte de Africa. Habría una trasculturación muy fuerte que se produjo con la emigración -que va por España- de algunas poblaciones moriscas hacia Sudamérica, sobre todo a las pampas argentinas, en el siglo XVI y XVII. El gaucho con el beduino y el bereber, especificó Baur, "son pablaciones nómadas, tienen un sistema propio de creencias, se manifiestan culturalmente a través del canto: de la payada en el caso del gaucho y del verso, los beduinos". El gaucho usa el poncho, y el bereber también utiliza unas especies de mantas para cubrirse por la noche.

Una de las caras del libro tiene una guarda pampa y en la contratapa hay una viñeta árabe. Durante la presentación del volumen, su traductora señaló que "el discurso de Martín Fierro aclara los vínculos del parentesco histórico y humano entre Oriente y Occidente, que se manifiesta en los síntomas de la poesía árabe, mediante la influencia andaluza, música y musulmana, que se transmitió a través de los soldados que participaron en el descubrimiento del Mundo Nuevo".

Otro de los elementos artísticos comunes es la narración biográfica del caballero (Alférez), el tema amoroso, el tema bélico, la pasión, el honor y la revancha entre otros ejes temáticos. Además, "las figuras y las imágenes poéticas que nos recuerda la poesía del gran poeta árabe clásico Antara Ben Shadad, y los cantares de gesta, es el efecto árabe y oriental que se prolongó en la literatura argentina moderna en la colección de cuentos de 'El Aleph' del gran escritor Jorge Luis Borges".

En el prólogo del libro, Nabil Al-Arabi, secretario general de la Liga Arabe, indica que el objetivo de esta traducción "es acercar la cultura y civilización argentina cuyas raíces están tan arraigadas en el fondo de nuestra historia".


http://elfederal.com.ar/nota/revista/27128/publican-el-martin-fierro-en-arabe

Árabes y Gauchos en el proyecto liberal de Domingo F. Sarmiento

Domingo Faustino Sarmiento, en su obra clásica 'Facundo', la cual originalmente fue escrita como una denuncia desde la óptica liberal al régimen tradicional de don Juan Manuel de Rosas, establece asombrosos -si bien despectivos- paralelos entre la vida de campaña del beduino y el gaucho. No está demás aclarar que, al establecer estos paralelos, Sarmiento tiene en mente a los habitantes seminómadas del Norte de África (de Argelia más precisamente), que en su mayoría eran de origen bereber, quienes suponían una evidente contracara para los intereses civilizadores (colonialistas) de la Francia de entonces. Sarmiento no duda en trasplantar a nuestra pampa la imagen del beduino, que transformado aquí en gaucho es el obstáculo que deberá ser superado para implantar el proyecto liberal y civilizador que el prócer europeizante ha concebido para la Argentina. Sin embargo debe quedar claro que el paralelo de Sarmiento no es ideal o imaginario: sus viajes al África dejarán testimonio de las indudables semejanzas entre musulmanes y gauchos esbozadas en un primer momento en su Facundo.

Escribe Sarmiento:
"La vida pastoril nos vuelve impensadamente a traer a la imaginación el recuerdo de Asia, cuyas llanuras nos imaginamos siempre cubiertas aquí y allá de las tiendas del calmuco, del cosaco, o del árabe. La vida primitiva de los pueblos, la vida eminentemente bárbara y estacionaria, la vida de Abraham, que es la del beduino de hoy, asoma en los campos argentinos aunque modificada por la civilización de un modo estraño" (cit. Verdevoye 693).
"Las hordas beduinas que hoy importunan con sus algaradas y depredaciones las fronteras de Argelia, dan una idea exacta de la montonera argentina... La misma lucha de civilización y barbarie, de la ciudad y el desierto existe hoy en Africa; los mismos personajes, el mismo espíritu, la misma estrategia indisciplinada entre la horda y la montonera" (Facundo, cit. Verdevoye 694).

Ahora bien, en sus Viajes en Europa, África y América (1847) el paralelismo se acentúa profundamente tras una visión aún más concreta de los acontecimientos en el Norte de África que le sirven de ejemplo para su tarea en la Argentina. En su ensayo 'Beduinos en la Pampa: El espejo oriental de Sarmiento', Isabel de Sena apunta que la carta que Sarmiento escribe de Argelia es una apología del colonialismo francés. Haciendo un análisis de las cartas escritas por Sarmiento en aquel momento, De Sena escribe: "El avance de la civilización, o de la colonización, es sistemáticamente metaforizado como movimiento, frente al cual el inmovilismo autóctono se convierte en resistencia irracional: de un lado están las calles árabes, estrechas, húmedas y oscuras, donde se sientan los árabes en el suelo fumando o tejiendo en actitudes ancestrales, inmutables; del otro lado se ve el bullicio: 'transformación y movimiento; i al paso que van las cosas, dentro de poco podrá sin impropiedad llamarse este país la Francia africana' (pág. 173). El avance francés en territorio africano, en el lenguaje típico del viajero occidental en África o en América, se asocia a la pulcritud, la luz, el movimiento, el esplendor (...). El campo semántico de lo árabe está, al contrario, marcado por la oscuridad, la credulidad, irracionalismo, primitivismo, fanatismo religioso y, obviamente, barbarie. Son la serpiente en la hierba (pág. 175), una plaga (175). Hijos de una misma especie, de un mismo 'tronco' (177) que los judíos, han degenerado, y personifican los aspectos nefastos de su cultura pastoril de origen: 'Árabe era Abraham i por mas que los descendientes de Ismael odien i desprecien a sus primos los judíos, una es la fuente de donde parten estos dos raudales relijiosos que han trastaornado la faz del mundo; del mismo tronco ha salido el Evangelio i el Koran; el primero preparando los progresos de la especie humana, i continuando las puras tradiciones primitivas; el segundo, como una protesta de las razas pastoras, inmovilizando la intelijencia i estereotipando las costumbres bárbaras de las primeras edades del mundo' (177). La Providencia, en forma de Historia, intervino para dispersar a los hebreos cuando dejaron de tener un papel que desempeñar en el mundo (177), reemplazados en el lineal movimiento hacia adelante por el cristianismo, pero los árabes, que han mantenido sus costumbres pastoriles, se convierten en estorbo, un obstáculo a la civilización". Estas apreciaciones serán trasladadas a la Argentina: el estorbo será el gaucho, símil pampeano del árabe, y el gobierno 'tiránico' de Juan Manuel de Rosas, cuya base social la conformaba el gaucho, será homologado con las 'tiranías' del Oriente y del África (por aquel entonces el Imperio Otomano. Curiosamente Sarmiento relaciona el rojo punzó del federalismo con el rojo otomano como símbolo de 'barbarie'). El 'atraso' obstaculizador frente al 'movimiento' civilizador es representado por el pueblo islámico tradicional en Argelia y por el gaucho en la Argentina. Las pautas 'negativas', que Sarmiento percibe como características anquilosadoras, pertenecen a un acervo cultural y espiritual compartido que emparentan tradicionalmente al musulmán árabe-africano y al gaucho argentino.

Como todo ideólogo europeizante y liberal, Sarmiento mide el desarrollo social a partir del progreso material y la civilización capitalista.
El capitalismo surge de la mano de la industrialización, y ésta es sinónimo de 'progreso y civilización' en la mentalidad liberal. De aquí que el Islam y su sistema de vida impliquen lo contrario y sea tildado de bárbaro, retrógrado y estacionario por el imaginario de las potencias europeas.
En quienes llevan una vida sencillamente frugal el consumismo promovido por el capitalismo no funciona en modo alguno. Por esto es que toda forma de vida que implique austeridad y conformidad debe ser literalmente 'borrada' para que se 'imponga' el tan mentado desarrollo moderno. Esto es lo que sucedió en Argentina con el gaucho y lo que viene aconteciendo en el mundo Islámico con la pretensión de acabar con la Sunnah (modo de vida tradicional) profética.
Sin mercado de consumo no hay capitalismo posible; y sin capitalismo el desarrollo material (progreso y civilización) es prácticamente nulo. De aquí la concentración que se produce en los grandes centros urbanos donde se impone el consumo (a partir de los supuestos del bienestar material, etc.) y se generan grandes mercados de ilimitada oferta y demanda. El espíritu nómada (emancipador y desapegado) de gauchos y místicos es prácticamente destruido por el proyecto liberal de la modernidad.

Similarmente a su visión del árabe, Sarmiento dice del gaucho: "Tengo odio a la barbarie popular... La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil... Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden..." (Carta a Mitre fechada el 24 de septiembre de 1861). "Se nos habla de gauchos... La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos...es lo único que tienen de humano. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos" (Carta a Mitre fechada el 20 de septiembre de 1861). "Son animales bípedos de tan perversa condición que no sé qué se obtenga con tratarlos mejor" (Carta a Mitre, marzo de 1862).

Decidido a conocer las causas de todo 'progreso' y 'atraso' social, Sarmiento inicia los Viajes ya citados que dejará documentados para la posteridad. En líneas generales, atribuye el atraso de la Argentina al elemento español que ha predominado en los habitantes de nuestra tierra, elemento sumamente arabizado, y que debe ser exorcizado mediante el ideario y la inmigración europea (francesa e inglesa) y estadounidense, representantes acabados del desarrollo liberal, capitalista y republicano. A su paso por España escribe:
"El español de hoy es el árabe de ayer, frugal, desenvuelto, gracioso en la Andalucía, poeta y ocioso por todas partes; goza del sol, se emborracha poco, y pasa su tiempo en las esquinas, figones y plazas. Las mujeres llevan velo sobre la cara, la mantilla, como las mujeres árabes. Se sientan en el suelo en las iglesias, sobre un tapiz o alfombra con las piernas cruzadas a la manera oriental. En todo el mundo cristiano lo hacen en sillas, en Roma incluso. Los hombres llevan la faja colorada de los moriscos; los andaluces la chamana, los valencianos la manta y las gabuchas; los picadores conservan los estribos; y el gobierno de los Capitanes generales, cadies absolutos de las provincias que se entrometen en hacer justicia a la maneta de Aroun al-Raschid. Rézanse tres oraciones al día, en contraposición a las tres plegarias enunciadas por el Muhezzin...".

Ahora bien, es justamente ese elemento árabe, proveniente del Norte de África (bereber, diríamos), el que distingue negativamente a España del resto de la Europa progresista que para Sarmiento representa Francia. Y justamente ese elemento es el que de mano del Caudillaje y el gaucho suponen el atraso desafortunado para la república naciente. Aclaremos que tanto Sarmiento como Mitre fueron solamente instrumentos de un proceso que por entonces se cumplía a nivel mundial y que culminaría en el mundo moderno tal cual lo conocemos. Ilustrativa resulta la siguiente anécdota: el 29 de septiembre de 1868, en un banquete que la masonería ofrece a Sarmiento y a Mitre, éste, agitando un instrumento masónico, dice:
"¿Qué es Sarmiento? Un pobre hombre como yo, un instrumento como este..." (Mitre, 'Discurso masónico', en Arengas Selectas, pág. 83).
***
A modo de conclusión: en Argelia habita una etnia bereber, los Zouaouas (o Zwawas), quienes durante mucho tiempo habían sido reclutados para el ejército turco-otomano. Hacia 1830, con la conquista francesa de Argelia, esta tribu ofrecerá sus servicios al ejército francés. Este cuerpo de infantería será conocido como 'Zuavo'. Observando fotografías e imágenes de los zuavos, comprobamos con admiración las enormes similitudes con nuestros gauchos, en cuanto a rasgos físicos y vestimenta. Refiriéndonos a esta última: el albornoz, cuyo parentesco con el poncho es indudable; chaqueta corta sin cuellos, chaleco, voluminosos pantalones que se asemejan al chiripá y la bombacha criolla, faja de lana, polainas de lana blanca muy similares a las botas de potro, y un gorro tipo fez. Algo de esto seguramente tuvo Sarmiento oportunidad de ver en su viaje a Argelia, lo que le permitió homologar al musulmán norteafricano con el gaucho argentino. Algunas imágenes de zuavos:




La cultura, en cuanto a hábitos y costumbres, y la espiritualidad, en cuanto a experiencia singular de la vida, establecen luminosas semejanzas entre el musulmán y el gaucho. Conocerlas enriquecerán nuestra cultura y nuestra espiritualidad.

http://raicesdetradicion.blogspot.com.ar/2013/08/arabes-y-gauchos-en-el-proyecto-liberal.html

sábado, 10 de septiembre de 2016

Arriero en Paso Fronterizo Pehuenche, Chile - Argentina


Montero, el patriota que se fué con los mapuche.


"Montero andaba y peleaba por todos lados. Se unía a los jefes que venían a pelear con los caciques partidarios del rey. Se hizo como mapuche: hablaba el araucano, se ponía manta y chiripá y se dejaba crecer el pelo.”
“Los caciques de Maquehua le tomaron mucho cariño. Entonces él se casó con la hija del cacique Alkavilu.” (testimonio familia Montero.) Ultimas familias araucanas. T. Guevara.
¿Un personaje de ficción? ¿Una leyenda? ¿Un guión de película? ¿Un soldado patriota que se hizo mapuche? Pareciera mentira, pero no lo fue. El hombre existió y su historia es tan extraordinaria como puede serlo el de todo hombre que abandona una cultura para incorporarse a otra diferente.
En su libro la Guerra a Muerte, Vicuña Mackenna  nos narra el momento en que el coronel Beacheff  se encontró con Montero y sus hombres en la campaña de 1822.
“Apenas había avanzado la última unas pocas leguas hacia el norte del Toltén cuando se presentaron a Beaucheff diez hombres de extraña figura, casi desnudos, con largos cabellos, que hablaban con dificultad el español, pero se diferenciaban de los indios en sus rostros perfilados y en que llevaban en sus manos, en lugar de la quila indígena, tercerolas extranjeras. Eran el sargento Juan de Dios Montero, que venia con sus compañeros del malalche  de Venancio, donde antes dijimos lo había dejado el mayor Ibañez en marzo de 1821.”
 ''Estos cazadores se encontraban desde hacia mucho tiempo en fa tierra de indios y habían adoptado todas las costumbres de los salvajes. Solo se diferenciaban de ellos por las armas, pues estos cargaban tercerola y sable. De otro modo, era imposible distinguirlos: vestido, idioma, pelo largo y suelto, tenían varias mujeres, en fin iguales, y se hallaban muy contentos con esta vida errante. Los indios los apreciaban mucho por sus armas de fuego que mantenían con mucho cuidado. Vivían del pillaje y del botín que hacían entre los indios enemigos de la patria ... " (testimonio de Beacheff)
Benjamin Vicuña Mackenna nos dejo la siguiente semblanza sobre este soldado.
“Juan de Dios Montero era natural de Concepción y en 1817 había sentado plaza de soldado en el batallón número 3 de Arauco (después Carampangue) en el cual, segun el coronel Zañartu, fue asistente de su hermano don Vicente. No sabia leer ni escribir y era un hombre de pobre figura, delgado, de rostro agudo y algo chueco para andar. Todo lo que tenia de imponente era su corazón.”
“Hemos visto que en Combate del Centinela el 9 de diciembre de 1819, donde era cabo, se condujo con tal heroísmo que a pesar de su humilde rango, le recomendó especialmente en su parte el mayor Quintana. Su hazaña de Talcahuano, tan poéticamente contada por Vallejos, le hizo ganar la jineta de sargento de Cazadores a Caballo y con esta graduación entró a la tierra con Ibañez a fines de diciembre de 1820. Habiéndose quedado entonces al lado de Venancio (cacique aliado de los patriotas), casóse allí a la usanza de la tierra con una india llamada Juana de la que tuvo varios hijos. De estos conoció algunos en Maquehua el coronel Zañartu en 1849, y llevaban todavía el apellido de su padre.”
“Después de recorrer toda la Araucanía, dando malones a las reducciones godas, Montero no quiso aceptar los ofrecimientos del coronel Beaucheff para llevarlo a Valdivia.”
“Continuó su vida errante y batalladora durante los años 1823 y 1824, pero siempre subordinado a Venancio y al gobierno patrio. Ascendido a alférez, entró, en diciembre del ultimo año, a la cabeza de setenta tiradores, a la tierra de los pehuenche, en persecución del cacique Melipán, y llegó hasta las salinas, sitas a la otra banda de la cordillera, de las que se apoderó, quitando este importante recurso a los indios enemigos, que no pueden subsistir sin aquel articulo. Por este servicio lo recomienda al gobierno el intendente de Concepción don Juan de Dios Rivera en nota del marzo 3 de 1825, y este es el último documento fidedigno que se tiene de su memoria.”
“Es conocido el romántico fin que le atribuye Vallejos, haciéndolo asesinar por orden de Rosas en el cuartel del batallón Suipacha en Buenos Aires cuando ya había ascendido a coronel. Pero todo esto en nuestro concepto no pasa de una feliz inventiva para los fectos del drama. Más probable es que Montero pereciera junto con Venancio en el combate que este sostuvo con los indios Pampas cerca de Bahia Blanca a los confines de la Patagonia, y solo en el humilde puesto de alférez de Chile o capitán de indios. Tal vez fue llevado prisionero a Buenos Aires y se le fusiló allí, de lo que Vallejos acomodó su bien urdido cuento.”
(La guerra a Muerte, B. Vicuña Mackenna, pagina 708, nota 1)
Ahora bien, más allá de su vida heroica y guerrera, pienso que el momento clave de su historia fue el momento en que cruzó la frontera cultural hacia su otro mundo; el momento en que supo que después de haber vivido años entre los mapuche el mundo de los blancos, de los “civilizados” ya no era el suyo.
Lo imagino esa noche a Montero, en que el coronel lo invitó a dejar la vida barbara para regresar con él a Valdivia. “Ya la guerra esta terminando, le habrá dicho, tienes que volver con  nosotros.” “ Si mi coronel, ya debo volver” Esa noche se habrá apartado de sus compañeros indios que lo acompañaban. No quiso hablar con nadie. Solo a sus hombres les dijo. “Mañana nos vamos”  Pero a sus mapuche nos les dijo nada, pero ellos también lo supieron, lo adivinaron. Su silencio, su mutismo se lo dijeron. Pero tampoco ellos le hablaron. Lo estimaban. Algún viejo cacique tal ves dejo caer unas lagrimas por que se marchaba su winka amigo; el soldado que los había defendido.
A la mañana siguiente Montero y algunos de sus hombres formaron entre la división de Beaucheff  que iniciaba la marcha. Desde las alturas del cerro los mapuche los miraban alejarse. Montero marchaba en silencio sobre su caballo. Soplaba un viento fresco que susurraba sobre las copas de los árboles. La división se alejaba. Y entonces, él, el soldado que había luchado junto a los mapuche, que había dormido en sus rukas, que era adorado por los niños y querido por los ancianos, sintió algo frio y liquido que le bajaba por el rostro  hasta su barbilla. Entonces entendió. Tiró de las riendas de su caballo y salió de la formación. Al galope se dirigió hacia la cabeza de la formación. Allí saludó a Beaucheff. “Permiso mi coronel” le dijo. El coronel lo saludo llevándose su mano hasta la frente. “Adelante sargento”  Y entonces el sargento Montero doblo riendas y al galope de su caballo  se alejó de regreso hacia el sur, hacia las montañas, hacia el país de los  mapuche.

https://www.facebook.com/notes/rigoberto-cayum%C3%A1n/montero-el-patriota-que-se-fu%C3%A9-con-los-mapuche/1446419342040578

Archivo http://elranchodefierro.magix.net/public/index.html

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