PARTE PRIMERA
DOCUMENTOS DE JUAN FACUNDO QUIROGA
I
Las proclamas que llevan la firma de Juan Facundo Quiroga tienen tales
caracteres de autenticidad, que hemos creído útil insertarlas aquí, como
los únicos documentos escritos que quedan de aquel caudillo. Campea en
ellas la exageración y ostentación del propio dolor, a la par del no
disimulado designio de inspirar miedo a los demás. La incorrección del
lenguaje, la incoherencia de las ideas y el empleo de voces que
significan otra cosa que lo que se propone expresar con ellas, o
muestran la confusión o el estado embrionario de las ideas revelan en
estas proclamas el alma ruda aún, los instintos jactanciosos del hombre
del pueblo y el candor del que, no familiarizado con las letras, ni
sospecha siquiera que haya incapacidad de su parte para emitir sus ideas
por escrito.
¿Qué significa, en efecto, «presores y conquistadores de la libertad»;
«ninguna resolución es más poderosa que la invocación de la patria»;
«vengo a haceros partícipes de los auspicios que os extienden las
provincias litorales»; «elevad fervorosos sacrificios, dictad leyes
análogas al pueblo?» Todo esto es barbarie, confusión de ideas,
incapacidad de desenvolver pensamientos por no conocer el sentido de las
palabras. Es, sin duda, ingenuo aquel «libre por los principios y por
propensión, mi estado natural es la libertad»; frase que sería una
manifestación de la voluntariedad de su espíritu si tuviese sentido.
En las gacetas de Buenos Aires se registra un comunicado virulento, obra
suya, escrito contra el Gobierno por haber dictado una providencia sobre
fondos públicos que menoscababa el interés de los tenedores, siéndolo él
de algunos millones. Más tarde, mejor aconsejado, dió una satisfacción
al Gobierno por otro comunicado. Algunas cartas de Quiroga han visto la
luz pública; pero creo que, como sus proclamas, no merecen conservarse
sino como curiosidades y monumentos de la época de barbarie.
La primera de estas proclamas, sin fecha, pertenece, sin duda, al año
1829, cuando después de haberse rehecho de la derrota de la Tablada vino
a San Juan y a Mendoza. La segunda está datada de San Luis, de letra
manuscrita, y la traía impresa desde Buenos Aires para irla esparciendo
por los lugares de su tránsito. La tercera precedió a la salida del
ejército destinado a combatir al general La Madrid en Tucumán, y alude a
la reciente muerte de Villafañe.
Al pie de un decreto de la Junta de Representantes de Mendoza, en que se
permitía circular en la provincia papel moneda de Buenos Aires, Facundo
Quiroga hizo publicar la siguiente posdata, que tiene todos los
caracteres de sus anteriores proclamas: la jactancia, el enredo de la
frase y su prurito de aterrar.
«El Infrascrito--dice--, en vista del proyecto de ley que antecede,
protesta por lo más sagrado de los cielos y de la tierra que el papel
moneda no circulará en las provincias del interior mientras él
permanezca en ellas o partidarios de tan detestable plaga pasen por su
cadáver; pues que, viendo la justicia de su parte, no conoce peligro que
lo arredre ni lo haga desistir de buscarla, como lo hizo por sí solo y a
su cuenta en los años 26 y 27, contra todo el poder del presidente de la
República, don Bernardino Rivadavia, cuando quiso ligar las provincias
al carro del despotismo por medio de los Bancos subalternos de papel
moneda, y con el santo fin de abrir un vasto campo a los extranjeros
para que extrajesen de ellas el dinero metálico.--_San Juan, septiembre
20 de 1833._--JUAN FACUNDO QUIROGA.»
II
PROCLAMA
PUEBLOS DE LA REPÚBLICA: Destinado por el general que os dieron los RR.
Nacionales a servir de jefe de la segunda división del Ejército de la
Nación, ningún sacrificio he omitido por desempeñar tan alta confianza.
Los enemigos de las leyes, los asesinos del encargado del Poder
nacional, los insurrectos del Ejército y sus vendidos secuaces ningún
medio omiten para emponzoñar los corazones y prevenir a los incautos que
no me conocen. La perfidia y la detracción es la bandera de ellos,
mientras la franqueza y el valor es nuestra divisa.
ARGENTINOS: Os juro por mi espada que ninguna otra aspiración me anima
que la de la libertad. A nadie se le oculta que mi fortuna es el
patrimonio y el sostén de los bravos que mando, y el día que los pueblos
hayan recuperado sus derechos será el mismo de mi silencio y mi retiro.
Nada más aspira un hombre que no necesita ni cortejar el Poder ni al que
manda. Libre por principios y por propensión, mi estado natural es la
libertad; por ella verteré mi sangre y mil vidas, y no existirá esclavo
donde las lanzas de La Rioja se presenten.
SOLDADOS DE MI MANDO: El que quiera dejar mis filas puede retirarse y
hacer uso de mi oferta, que os hago por tercera vez. Mas el que quiera
enristrar la lanza contra los opresores y oprimidos (_sic_), quedad al
lado mío. Los enemigos ya saben lo que leéis y os tiemblan.
OPRESORES Y CONQUISTADORES DE LA LIBERTAD: Triunfaréis acaso de los
bravos riojanos, porque la fortuna es inconstante; pero se legará hasta
el fin de los siglos la memoria de mil héroes que no saben recibir
heridas por la espalda.
OPRIMIDOS: Los que deseéis la libertad o una muerte honrosa, venid a
mezclaros con vuestros compatriotas, con vuestros amigos y con vuestro
camarada.--JUAN FACUNDO QUIROGA.
III
EL GENERAL QUIROGA
A LOS HABITANTES DE LAS PROVINCIAS INTERIORES DE LA REPÚBLICA ARGENTINA
MIS COMPATRIOTAS: Ninguna resolución es más poderosa que la invocación
de la patria, anunciando a sus hijos la ocasión de domar el orgullo de
los opresores de los pueblos. Había formado la decisión de no volver a
aparecer como hombre público; mas mis principios han sofocado tales
propósitos. Me tenéis ya en campaña para contribuir a que desaparezcan
esos seres funestos que osadamente han despedazado los vínculos entre
_el pueblo y las leyes_.
Las provincias litorales, después de un largo sufrimiento de
humillaciones muy marcadas en obsequio de la paz, y de haber perdido
todas esperanzas de una reconciliación fraternal y benéfica que
consultase la libre existencia de todas, han puesto en acción sus
recursos para guardar sus libertades y salvar las vuestras. Fieles y
consecuentes a la amistad, han jurado que las armas que han empuñado no
las depondrán hasta no dejar salva la patria, libres y en tranquilidad
los pueblos oprimidos de la República Argentina.
Los instantes de crisis que apuntan el término de la existencia de los
pérfidos anarquistas del 1.º de diciembre, que os han sumido en los
males que os agobian, se dejan sentir ya manifiestamente.
Ejércitos respetables marchan en diferentes direcciones para combatir y
destruir en todos puntos a los anarquizadores. El excelentísimo señor
gobernador de Santa Fe, brigadier don _Estanislao López_, es el jefe que
manda las fuerzas combinadas de los Gobiernos litorales aliados en
perpetua federación, y que ya están en campaña. Una división de este
ejército, a las órdenes del general don _Felipe Ibarra_, se interna a
Santiago a engrosar las fuerzas que operan por esa parte, y el
excelentísimo señor gobernador de la provincia de Buenos Aires, general
don _Juan Manuel de Rosas_, se halla situado a los confines de su
territorio por el Norte con un fuerte ejército de reserva. En fin: todo
anuncia que ya podéis contaros en el número de los _hijos de la
libertad_.
Estoy, pues, en campaña, mis amigos, al frente de una división del
ejército combinado y a las órdenes del excelentísimo señor general en
jefe, para redimiros del cautiverio. Marcho a protegeros y no a
oprimiros. Vengo a haceros partícipes de los auspicios que os extienden
las provincias litorales para aliviar vuestras desgracias, y a serviros
de apoyo contra la crueldad y perfidia de vuestros opresores.
No trato de sorprenderos ni de llamaros en mi auxilio; lo primero sería
engañaros; lo segundo, un insulto a la decisión con que constantemente
se han mantenido las provincias por la causa de la libertad. Esta verdad
se encuentra plenamente comprobada en el hecho mismo de que habéis
formado tres ejércitos de hombres puramente voluntarios para sostener
los derechos de los pueblos, sin haber tenido enganche que os halagase,
ni la más remota esperanza del miserable celo del saqueo; la moral fué
vuestra guía, y la seguisteis hasta la conclusión de los dos últimos
ejércitos, que fueron tan desgraciados como feliz el primero. Si bien
que vive vuestro amigo.--_San Luis, marzo 22 de 1831._--JUAN FACUNDO
QUIROGA.
IV
PROCLAMA
EL GENERAL DE LA DIVISIÓN DE LOS ANDES A TODOS LOS HABITANTES DE LAS
PROVINCIAS DE CUYO
MINISTROS DEL SANTUARIO: Elevad al Ser Supremo fervorosos sacrificios, y
pedidle con la efusión de vuestros piadosos corazones que suspenda el
azote de la guerra fratricida en que yace la República Argentina.
HONORABLES RR. DE LAS LEGISLATURAS PROVINCIALES: A vosotros toca el
deber sagrado de dictar leyes análogas y benéficas al pueblo que os
honró con tan alto cargo. La generosidad de los Gobiernos litorales, de
esos padres de la República, que sin reparar en sacrificios os han
puesto en plena libertad para ejercer vuestras funciones, no entre el
estruendo de las armas, sino en el silencio y reposo de la más perfecta
tranquilidad.
JEFES MILITARES: Respetad y obedeced la autoridad civil; estad siempre
en vigilia para sostenerla contra todo aquél que intente derrocarla;
éste es vuestro deber.
CIUDADANOS TODOS: Respetad la religión de nuestros padres y sus
ministros, las leyes que nos rigen y las autoridades constituídas. Si
así lo hiciereis, seréis felices y no tendréis motivo de
arrepentimiento.
La división auxiliar de los Andes se retira de vuestro territorio, no al
descanso de una vida privada, sino a continuar sus tareas contra los
enemigos implacables de la libertad y de las leyes. Ella marchará de
frente, pues no conoce peligro que la arredre; se ha propuesto dar
libertad a las tres provincias oprimidas en el Norte o dejar de existir.
Ella os deja libres del poder militar de los asesinos del 1.º de
diciembre, y en esto mismo ha recibido la más grata recompensa a sus
débiles esfuerzos. Que las tres provincias de Cuyo se mantengan en unión
indisoluble y se sostengan mutuamente contra toda tentativa de los
enemigos de su libertad es la aspiración y el más ardiente deseo del que
os habla.
ENEMIGOS DE LA LIBERTAD NACIONAL: Sabed que desde el 23 de mayo del
presente año, en que tuve pleno conocimiento de que vuestros partidarios
cometieron el más horrendo, alevoso y negro crimen de asesinar al
benemérito general don José Benito Villafañe, desenvainé mi espada
contra vosotros, protesté que la justicia ocuparía el lugar de la
misericordia, convencido que los delitos tolerados mil veces han
sacrificado más víctimas que los suplicios ejecutados a su tiempo.
[** Symbol: pointing finger] _Temblad_, de cometer el más leve atentado.
_Temblad_, si no respetáis las autoridades y las leyes. Y _temblad_, si
no desistís de ese loco empeño de cautivar la libertad de los pueblos,
mientras exista.--JUAN FACUNDO QUIROGA.--_San Juan, septiembre 7 de
1831._
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jueves, 19 de marzo de 2015
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